La Diócesis de León se sumará este próximo domingo día 26 de septiembre a la celebración de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado que, con el lema “Hacia un nosotros cada vez más grandes”, se concreta en la llamada que hace el Papa Francisco al recordar que “en realidad, todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad. Por eso, aprovecho la ocasión de esta Jornada para hacer un doble llamamiento a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande, dirigiéndome ante todo a los fieles católicos y luego a todos los hombres y mujeres del mundo”.

“IGLESIA MÁS INCLUSIVA”

Este mensaje, que la Diócesis de León acoge desde el equipo que trabaja en la pastoral con migrantes y refugiados, reitera la llamada a que “Los fieles católicos están llamados a comprometerse, cada uno a partir de la comunidad en la que vive, para que la Iglesia sea siempre más inclusiva, siguiendo la misión que Jesucristo encomendó a los Apóstoles. Para el padre Francisco Aller, coordinador de este trabajo de pastoral de migraciones, hay que tener en cuenta que “hoy la Iglesia está llamada a salir a las calles de las periferias existenciales para curar a quien está herido y buscar a quien está perdido, sin prejuicios o miedos, sin proselitismo, pero dispuesta a ensanchar el espacio de su tienda para acoger a todos”. Esa Iglesia de discípulos misioneros en la que “como se nos ha recordado en la Semana de Pastoral es la hora de todos”, afirma el padre Francisco Aller, quien recuerda que el Papa Francisco en su mensaje hace hincapié en que “entre los habitantes de las periferias encontraremos a muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata, a quienes el Señor quiere que se les manifieste su amor y que se les anuncie su salvación. «Los flujos migratorios contemporáneos constituyen una nueva “frontera” misionera, una ocasión privilegiada para anunciar a Jesucristo y su Evangelio sin moverse del propio ambiente, de dar un testimonio concreto de la fe cristiana en la caridad y en el profundo respeto por otras expresiones religiosas”.

UN AÑO SIN ACTIVIDAD PRESENCIAL

Este mensaje se proyectará el domingo desde todas las parroquias de León en una Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado todavía marcada por las restricciones que imponen la pandemia y que, según recuerda el padre Francisco Aller “nos ha obligado a suspender todas las actividades que veníamos haciendo en la Diócesis por responsabilidad y por empatía precisamente con estas personas, muchas de ellas implicadas en trabajos de cuidados en régimen interno y que incluso podrían perder su medio de vida y su futuro cuando se relacionan y cuando participan en reuniones, y por eso este último año nos hemos tenido que comunicar por vía telefónica y por internet, sin posibilidad de encuentros presenciales”. “Y ya que este último año no hemos podido trabajar directamente con estos hermanos nuestros migrantes, sí que sería importante que todas nuestras comunidades cristianas estén cada vez más concienciadas en que el Señor nos pide que seamos uno y que por tanto a esas personas que vienen las necesitamos, las acogemos, la queremos porque también ellas están colaborando en nuestra sociedad y en la Iglesia”, concluye el padre Francisco Aller para pedir que “no juzguemos a esos hermanos con los criterios del mundo y de las redes sociales, sino con los criterios del Evangelio que nos dice que todos somos iguales, todos somos hijos de Dios y todos somos hermanos y ahí, por encima de las diferencias hay que buscar la unidad y el apoyo de mutuo para que el sueño de Dios se vaya haciendo realidad entre todos nosotros”.

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